Noche serena la del Salvador

NOCHE SERENA LA DEL SALVADOR
(Reflexión para la Nochebuena/Natividad)

Dr. Juan R. Mejías Ortiz
Pastor Iglesia Cristiana (Discípulos de Cristo)
Bo. Río Arriba Saliente, Manatí, PR

11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, 13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, 14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.                                                                        Tito 2:11–14 (VRV)

Nochecita de lindos luceros, cocuyos divinos que adornan el cielo, los clarines con marchas triunfales resuenan alegres en las Navidades. Oh, linda noche, noche serena, gloria, gloria en el cielo, paz en la tierra. Nochecita de Navidad de Rafael Hernández

             Con esta prosa el Jibarito de Aguadilla teje con dulzura el significado que tiene para los cristianos la celebración de la Nochebuena. La solemnidad y el regocijo, atesorados en la lírica, anuncian que la gloria de Dios ha hecho brotar la semilla de la paz en la tierra. Esta canción del folclor puertorriqueño encuentra eco en la confesión de fe articulada en la carta a Tito 2:11-14.

            A partir del siglo 18, la carta a Tito y las cartas a Timoteo (1 Tim. y 2 Tim.) fueron designadas como las “Cartas pastorales” en reconocimiento al cuidado y seguimiento provisto por los seguidores del apóstol Pablo a las nuevas comunidades de fe.[1] Este conjunto de cartas son escritos cercanos al año 100 de la era común que fueron redactadas por una segunda generación de discípulos de Pablo[2]. En ellas, los autores pretendieron sintetizar y transmitir la herencia teológica paulina a las futuras generaciones de creyentes.

            Los versos contenidos en el segundo capítulo de la carta a Tito presentan un resumen de la obra de Dios en Cristo Jesús y las consecuencias para la humanidad. En este texto, se sugiere que la acción divina invita a la virtud y al honor que caracterizan la vida de quienes ha experimentado el resoplo del Espíritu de Verdad. El reino que se acerca ofrece una virtud que se opone a la vida desenfrenada. No es de extrañar que esta porción bíblica, por su alto contenido teológico, sea parte indisoluble de la liturgia de Nochebuena.

            La tradición paulina insiste en la gracia de Dios como el motor propulsor del cumplimiento de sus promesas. La Nochebuena celebra con regocijo el tiempo de natividadsalvación. La gracia, del griego charis, propio del lenguaje teológico paulino, se relaciona con el beneplácito que implica ser objeto del don de Dios, fuente inagotable de amor y bondad.[3] Se celebra la remisión de los pecados y la cancelación de las deudas. De modo que el ser humano es justificado ante Dios, convirtiéndose en recipiente del favor divino. Así, la liturgia de la Nochebuena recoge el gozo de la anunciación de la salvación a los pobres. Quienes en otrora fueron objetos del desprecio y del olvido de los sistemas políticos y económicos que rigen a las naciones celebran con alegría la anunciación de la llegada del reino de los cielos. El regalo de salvación es para la humanidad, sin exclusión alguna. Atrás quedan confinados los proselitismos religiosos enfocados en unos pocos para abrir paso a la bondad de Dios que manifiesta la salvación para todos los seres humanos. Read More

En Desfavor de la Pedagogía de la Indiferencia

En Desfavor de la Pedagogía de la Indiferencia

Dr. Juan R. Mejías Ortiz

          La centralidad del mensaje de Jesús de Nazaret atestigua la inminente llega del reino de Dios. La pedagogía del reino de los cielos rechaza la inhumanidad de la sociedad. Los valores del reino predicado por el Campesino de Galilea acentúan en la responsabilidad social que encausa la paz personal y colectiva, que a su vez produce el bienestar social. Estos valores penetran todos los espacios de la comunidad de creyentes, brindando orientación a los procesos de reflexión-acción eclesial, además, descertifican las actitudes que problematizan las relaciones humanas y promueven la inequidad. Indudablemente la pedagogía del reino de Dios conduce a desfavorecer el valor cardinal que privilegia la pedagogía de la indiferencia.

          La sociedad contemporánea ha caído presa de la pedagogía de la indiferencia. Actualmente las aspiraciones sociales son sesgadas por el individualismo y la indiferencia. La pedagogía de la indiferencia, que privilegia el culto a la persona a expensas de la caridad fraternal, asecha ferozmente a las aspiraciones colectivas de la sociedad. Cada vez más se infiltra por las entrañas sociales el espíritu individualista quepobreza3 empaña los esfuerzos que mantienen vigente el ideal superior del bienestar común. Consecuentemente, se celebran con gran empeño las gestas personales de artistas, empresarios, políticos y deportistas, cuyas hazañas individuales sustraen la admiración de una población educada únicamente al éxito individual. En seguida son merecedores de calificativos sociales que proyectan su aparente superioridad sobre los demás. Así, pues, son reconocidos como héroes, heroínas, reyes, divas, astros, luminarias, genios, leyendas o algunas otras ocurrencias mediáticas. Estos “modelos de admiración” captan la atención de los principales medios de comunicación que pagan grandes sumas de dinero por comunicar a las masas los gustos, los escándalos y los estilos de vida de las figuras en boga. Estos, además, se transforman en los rostros de las grandes cadenas multinacionales que usan la fugacidad de la fama alcanzada para aunar mayor capital a sus bolsillos. Una vez transcurrido el encanto mediático, simplemente son desechados para permitir el desfile por la alfombra roja de la nueva sensación del momento. Read More

Principios rectores que sustentan la comprensión de la función de la educación cristiana

Por: Dr. Juan R. Mejías Ortiz

          En el Proyecto Educación Cristiana para el Siglo XXI, se proponen los siguientes principios rectores que deben sustentar la comprensión de la función de la educación cristiana:

  1. Todo seguidor y toda seguidora de Jesús tiene derecho a una educación cristiana integral, innovadora y auténtica que propenda al pleno desarrollo y respeto de sus capacidades sociales, cognoscitivas, motoras, emocionales, morales y espirituales.

  2. Una aproximación a la educación cristiana encuentra su raíz en la revelación de Dios, centrada en la persona de su hijo Jesucristo y su enseñanza acerca del Reino de los cielos, consecuente con el testimonio de las Sagradas Escrituras Cristianas, y la iluminación y acción del Espíritu Santo en la vida de la comunidad de creyentes.

  3. La formulación de una filosofía de la educación cristiana que permita identificar las fuentes, los rasgos distintivos y los supuestos teóricos de la pedagogía de Jesús con la idea de adoptar modelos de enseñanza que susciten la vida centralizada en los valores del Reino, la creatividad y la transformación social.

  4. Los esfuerzos curriculares y metodológicos, el currículo operacional que tiene lugar en cada escenario educativo, debe motivar, inspirar y ser fuente para vivir la alegría del Evangelio en comunidad.

  5. La promoción del aprendizaje auténtico en sintonía directa con las necesidades e intereses de las estudiantes y los estudiantes, a la luz de sus realidades socioculturales, físicas, mentales y espirituales, que ocasione el alcance de una conciencia crítica que consienta la superación de los poderes coercitivos de la creatividad humana, centrados en la memorización y mecanización de los procesos de aprendizaje.

  6. La adopción de métodos de evaluación que permita la reflexión en torno a la práctica educativa y descubrir cuán efectivos son los modelos de enseñanza y aprendizaje que se siguen en el ámbito eclesial.

  7. La planificación de actividades instruccionales orientadas al proceso de humanización en donde cada participante descubra, por medio de la reflexión personal y colectiva, sus facultades cognoscitivas y espirituales inspiradas por el conocimiento bíblico y teológico que libera al ser humano de los mitos culturales, las ataduras dogmáticas, las ideologías excluyentes que desclorofilan el impreso de la imagen divina que posee.

  8. La apropiación de un repertorio metodológico encausado a la reflexión y a la praxis educativa que avive el compromiso en favor de la transformación de la sociedad asidos por los valores del Reino de Dios caracterizados por la libertad, la solidaridad, la justicia, la esperanza, la paz, el bienestar común, el respeto a la diversidad, el cuidado del planeta y sobre todo el amor.

  9. El estudiante y la estudiante tiene el derecho al riesgo de la pregunta; a la pregunta que incite el inquirir y la respuesta creativa, al descubrimiento que estimule la avidez de conocer, de conquistar las fronteras de la curiosidad que le conduzcan al discernimiento de las ideas e incluso a la autoevaluación de sus propias respuestas.

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Reflexión pedagógica y pastoral de la obra Invitación a la Utopía del Dr. Juan José Tamayo

Reflexión pedagógica y pastoral de la obra Invitación a la Utopía del Dr. Juan José Tamayo

          La paz de Dios sea con todas y todos. Agradezco profundamente la oportunidad que me bridan mi compañera y compañeros de panel de comentar el libro la Invitación a la Utopía. Estudio histórico para tiempos de crisis[1]. Esta invitación cobra especial atención debido a la presencia del distinguido autor, el teólogo español Juan José Tamayo. Su presencia querido doctor Tamayo, por un lado reafirma el prestigio académico-teológico de nuestro Seminario en su esfuerzo y ensueño de fomentar el desarrollo del liderazgo pastoral, propiciar el crecimiento de la fe y procurar espacios como este para la reflexión teológica desde una perspectiva interdisciplinaria e interconfesional. Por otra parte, su accesibilidad y sencillez hacen de este encuentro más que una jornada para la reflexión teológica, más bien una noche de encuentro familiar para hablar de utopías, paralelo con el análisis de su extraordinario trabajo.

          Tan pronto recibí la invitación para comparecer a este foro, de manos del distinguido presidente Dr. Sergio Ojeda, me pregunté acerca de cuál sería mi participación en elutopia mismo. El sentarme al lado de mis profesores y profesora replantea para mí un desafío intelectual. Al final de la reflexión personal, sospeche que se deseaba escuchar el análisis de un pedagogo y de un pastor, cuya aspiración personal es conocer más de cerca la mejor manera de caminar con y junto al pueblo. Al fin de cuentas, me sentí motivado y honrado de participar por varias razones. Primero, como educador percibo que el vocablo utopía ha ido desapareciendo del lenguaje pedagógico. A su vez, en los últimos años su inclusión en el lenguaje eclesial ha sido limitada. Y, peor aún, casi inexistente en la pedagogía eclesial. Segundo, el tema central del libro, invita a considerar la misión del Seminario y su impacto en la sociedad puertorriqueña y latinoamericana actual. El insigne educador puertorriqueño Eugenio María de Hostos tratando el tema del fin de la pedagogía acuñó el término antropológico del “hombre (y mujer) completo” para explicar la magnitud del impacto social al que debe aspirar todo proceso educativo. Para Hostos este ideal es parte de su utopía pedagógica. Utilizando prestado por un momento el lenguaje hostosiano, cabe preguntar acerca de la utilización de las herramientas teológicas y pedagógicas para desarrollar nuestro propio ideario antropológico acerca de la formación intelectual, moral y espiritual de los pastores y pastoras de este suelo borincano,  ideal que le te atañe a la visión y misión del Seminario Evangélico de Puerto Rico. Es menester que podamos soñar también con la formación de esa  “cristiana y ese cristiano completo”. Read More

Metas y Propósitos de la Educación Cristiana

Metas y Propósitos de la Educación Cristiana

 Dr. Juan R. Mejías Ortiz

          Desde los inicios de la civilización la educación ha desempeñado un papel dominante en la construcción social. Las sociedades han utilizado la educación como herramienta para la transmisión o adelanto de la cultura, la enseñanza de los patrones de conductas aceptables, y la inculcación de conocimiento, valores, destrezas y actitudes, por medio de instituciones que han sido creadas con ese fin[1]. En los albores del tercer milenio continúa el mismo fenómeno social.

          La educación cristiana no excluye estas intenciones sociales, pero va más allá. En general, la educación cristiana está más ligada a la formación integral del creyente, a la instrucción catequética y al crecimiento espiritual del ser hueducacion-docentesmano, para que se manifieste una fe comunitaria que transforme, a su vez, a la sociedad. Esto es el discipulado. El discipulado evangélico hace al educando y a la educanda consciente del amor de Dios. Esta verdad teológica le conduce a experimentar la proximidad del más cercano a través de la incursión y de la solidaridad social.

          Una iglesia saludable es una iglesia que educa a la luz de las Sagradas Escrituras. Consecuente a esta intención, la iglesia invierte sus mejores recursos y esfuerzos para alcanzar esta hermosa aspiración eclesial. El riesgo de enseñar y aprender el Evangelio de forma correcta es la transformación social y, sobre todo, el goce pleno de la libertad en Cristo Jesús. Read More

Educación Cristiana y Educación a Distancia

distance-learning-1¿Por qué No?

Una reflexión acerca de la educación a distancia y la educación teológica

 

Dr. Juan R. Mejías Ortiz

          ¿Por qué no? Fue la respuesta espontánea que salieron de mis labios ante la pregunta de un facultativo acerca del uso de las plataformas digitales como herramientas para la enseñanza teología. En la última década he estado inmerso en la educación a distancia. A lo largo de estos años he tenido la oportunidad de lidiar con docentes que en sus comienzos presentaron reparos con este tipo de modalidad educativa, pero que con el tiempo lograron incorporarla a su bagaje académico. De modo que el propósito de este ensayo es ampliar la respuesta inicial. Esta reflexión debe ser entendida como la aportación de un educador, un maestro, un inmigrante digital, formado bajo el modelo tradicional, que ve el aula como un escenario de aprendizaje, en el cual la interacción presencial es importante; pero que, a su vez, ha inmigrado hacia la exploración y participación en la educación a distancia. Así que esta reflexión no aspira ser la elocuencia de un especialista del tema sino de quien aspira a emular a su Señor y dedicar su vida al magisterio de una forma responsable, siguiendo el modelaje de quien una vez le dijo: ¡Sígueme!

          Para no causar engaños, el punto de partida es el reconocimiento de la existencia de la educación virtual. Esto nos obliga a atender con premura la necesidad de adentrarnos en su participación como parte del acervo instruccional que debe tener un maestro y una maestra en la sociedad actual.

            La educación es una experiencia para la vida. En su famoso tratado, Democracia y Educación, el psicólogo norteamericano John Dewey delibera acerca del propósito de la educación al acuñar, desde su enfoque pragmático, que esta cualidad innata del ser humano es un proceso de crecimiento a través del cual el educando reestructura sus experiencias pasadas con la intención de añadir significado a las experiencias presentes, y así mejorar su aptitud para dirigir el curso de las experiencias porvenir. Desde esta perspectiva, la educación es considerada el vínculo social por el cual los ciudadanos aprenden y mejoran el acervo cultural heredado, y a su vez, desarrollar al máximo su eficacia social. De ahí que la función de la escuela es que los estudiantes continúen con su desarrollo y crecimiento integral, conscientes en todo tiempo de su responsabilidad con el establecimiento de una mejor sociedad. La escuela, órgano esencial en esta tarea, se vale de las mejores prácticas educativas para alcanzar esta aspiración social. Read More

Educación que afirma la soberanía de Dios

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EDUCACIÓN QUE AFIRMA LA SOBERANÍA DE DIOS

Dr. Juan R. Mejías Ortiz

Pastor ICDC Río Arriba Saliente

 Así dice Jehová, Rey de Israel y su Redentor, Jehová de  los ejércitos: Yo soy el primero y yo soy el último, y fuera de mí  no hay Dios. Isaías 44:6

          La educación cristiana es el instrumento esencial que posee la Iglesia del siglo XXI para el adelanto de su tarea kerigmática y pedagógica. Es por medio de la instrucción catequista que se instruye a las nuevas generaciones acerca de la revelación de amor del Dios Trino, el valor de la primacía de las Sagradas Escrituras y el depósito de la fe que agrupa las doctrinas fundamentales que se profesan y las enseñanzas éticas sobre las que se edifica todo el andamiaje religioso. Una de las enseñanzas principales de la Iglesia, y tema generador para la educación cristiana, es la soberanía de Dios.

          El concepto doctrinal de la soberanía de Dios es un asunto cardinal en el pensamiento religioso hebreo, en el judaísmo y en la iglesia cristiana. Esta doctrina sostiene que la soberanía divina es el atributo por el cual Dios gobierna sobre toda la creación, la humanidad y su quehacer histórico. En un relato particular del libro del profeta Daniel, las Sagradas Escrituras narran que en un momento de crisis personal el monarca de Babilonia, Nabucodonosor el Grande (630-562 aEC), levantó su mirada al cielo para exclamar con vehemencia “bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces? (Dn 4:34b-35). De este modo, no solamente Israel atesora la doctrina de la soberanía del Señor sino que aún los extranjeros y los que participan de otras expresiones religiosas son interpelados a reconocer este atributo de la Deidad. Read More